Nuevamente enfrentados en un campo de juego, Maradona y Huh Jung-Moo (si, me costo un perú escribir ese apellido, tanto como a él enfrentar a la celeste y blanca); esta vez en un puesto diferente, de traje, en el banco, pero siempre con la misma pasión y la misma rivalidad.
En la previa papeles para todos lados, palabras van, palabras vienen (dijera nuestro amigo Calamaro). Recuerdos que colmaban hasta el cansancio y le daban un gusto diferente al presente encuentro. En la cabeza de muchos quedaran aquellas patadas cuasi samurai del hoy dt coreano hacia nuestro seleccionador de la fecha, pero solo en la cabeza (de diego, marcado cada tapón en su mejilla).
Los ingredientes que acompañaban al segundo partido de la selección eran bastantes, pero obviamente el peso especifico del equipo dejo de lado todo lo dicho anteriormente.
Bastaron solamente 90 minutos con la pelota al pie y la frente en alto para que
El equipo se mostró sólido y compacto de la mitad hacia delante, pero fue en la defensa donde volvió a mostrar alguna que otra falencia, se puede criticar a las vuvucelas, al sonido insoportable, y a dios y María santísima, pero Demichelis vio venir al coreano y no supo que hacer.
En si, Argentina anoto los 5 goles del encuentro, corea nunca supo encontrar un camino claro en el partido, mientras que argentina que dominaba el juego con espacios e inteligentes movimientos pudo quebrar al rival cuando D10S y sus colegas decidieron hacer un cambio inteligente (Agüero por Tevez – de gran sacrificio y desgaste físico - ).
Así, de un 2-
Así, tanto en los papeles (para aquellos necios estadistas) como en la cancha, Argentina demostró que es el único equipo sólido del mundial hasta el día de hoy.
Sin más que acotar ni aportar, me retiro con un mensaje: Pasman, averigua el precio de la vaselina.-
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